¿Cuánto influyen las emociones en un futbolista?

Saber gestionar las emociones es esencial en la carrera de todo futbolista. Tanto las positivas como la negativas. Este aspecto puede hacer que el rendimiento del jugador aumente o disminuya de manera exponencial. 

Pongámonos en situación. El futbolista comienza a ver que su rendimiento es mejor que el del resto de sus compañeros. Es evidente. Sus padres, sus entrenadores y la directiva del club los saben, el niño tiene algo diferente. Hacen ver al niño en cuestión como una pieza indispensable para el equipo. Comienzan a "dorarle la píldora", no vaya ser que se vaya del club. El jugador comienza a creer que es invencible, que nada puede con él.

Llegan mejores contratos, partidos gloriosos, intereses de otros clubes, el orgullo incondicional de sus padres y amigos...y sucede lo "inesperado"...una lesión grave, un contratiempo nunca visto con anterioridad. Al principio, todo son palabras de ánimo y fuerza para que el futbolista se recupere lo antes posible. La lesión y la rehabilitación se complica. Pasan los meses y no se puede reincorporar con el grupo.

Comienzan los murmullos entre todas esas personas que tenían confianza plena en él. "Ya no vale lo que valía antes". Empieza a perder crédito y la comunicación que tenia con el cuerpo técnico y la directiva ya no es la misma, incluso con sus padres que también sufren su lesión pero son incapaces de ayudar a su hijo en lo emocional, se encuentran bloqueados. El jugador se da cuenta y piensa que ya no es tan importante. El fracaso se hace eco en su mente y las dudas aparecen. 

Después de muchos meses, reaparece con el equipo, pero efectivamente, "ya no es el mismo". Especialmente a nivel emocional, no se atreve a probar las cosas que hacía cuando "era el mejor" (solo han pasado 6 meses desde entonces). Todo el mundo piensa que le falta ritmo, que ya no tiene la agilidad que tenía antes, ha perdido velocidad y arrancada, incluso toque cuando era una de sus fortalezas. Todo esto es verdad en cierta medida. Lleva 6 meses sin competir. Es normal.

La cuestión es que nadie o casi nadie cae en la cuenta de que puede ser mental. Se ha sentido solo y desplazado durante 6 meses creyendo que había perdido repercusión. Los partidos pasan y el futbolista sigue sin mostrar su mejor nivel. Está inmerso en una depresión y nadie lo nota. Él tampoco lo dice porque no estaría bien visto, denota "debilidad". 

El jugador es relegado al banquillo y luego a la grada. "Se acabó, el fútbol no es para mi". ¿Deja el fútbol cuando hace un año "era el mejor"? ¿Cómo es eso posible? ¿Realmente había perdido su calidad? 

Nada más lejos de la realidad, como siempre se ha dicho: "La calidad nunca se pierde". Lo que si se pierde es la confianza en un mismo y hay que ser muy maduro a nivel mental para que no te afecte un acontecimiento de tal calibre. Quizás ahí esté la diferencia entre un jugador amateur y otro profesional. Pero la duda que me surge es:

¿Llegan a ser profesionales por su "automadurez" mental o por qué han tenido un entorno óptimo que les ha hecho madurar y confiar en ellos sin importar las circunstancias? 

La conclusión es que el aspecto de la mente es tan importante como los aspectos físicos, técnicos y tácticos. Es una mezcla inseparable para convertirse en un futbolista de éxito, sea en tercera regional o en primera división. 

Si tenéis la suerte de trabajar con niños o con adultos que practican este maravilloso deporte, por favor, no dudéis en preguntar como se encuentran a nivel emocional para saber como ajustar y mejorar su rendimiento. Al fin y al cabo son personas antes que futbolistas.

Nuestras emociones determinan nuestros pensamientos y nuestros pensamientos determinan nuestras acciones.

Con mucho amor,

Guillermo Lamarca